Una ballena de mascota, Pet Orca
Yo, yo, yo, yo y… si, cierto, también yo.
En esta ocasión no hablare sobre el tema más interesante sobre el cual suelo escribir, es decir yo. 😀
Hoy quiero darles a conocer un lugar de escalada que están potenciando hace relativamente poco, abriendo nuevas rutas, armando campeonatos e integrándolo al creciente grupo de zonas de escalada de las regiones del centro del país.
Uno cuyo nombre pareciera salido del sur de Chile, en un bosque, verde y lluvioso, rodeado de lagos, vacas y mujeres hermosas. Petorca…….un lugar, que en realidad es medio desértico, esta al norte de Santiago, con cueva hay árboles, la única vaca que vi estaba convirtiéndose en charqui al natural y las mujeres, bueno, solo las encontraras si las llevas tú, en tu imaginación o en persona, sugiero lo segundo.
Pero aun a pesar de todo lo anterior es uno que vale la pena visitar ¿Por qué? Porque yo lo digo!!!
Y porque es un inesperado oasis en medio de un paraje solitario y árido, una perla de agua que refresca la seca garganta del que alguna vez debe haber sido un rio caudaloso. Uno que tras largos años pulió y dio forma al discreto y estrechísimo valle sobre el cual se yerguen varias paredes que rara vez superan los 20 metros de altura. Paredes pobladas de chapas, y listas para la nueva especie local de rápida expansión, los escaladores.
Es tan reciente y creciente la apertura de rutas que ni siquiera los topos de hace pocos meses atrás abarcan su totalidad. La escalada a vista se vuelve una obligación, puesto que dependiendo de la zona es en muchos casos la única opción, ya que nadie hay ni nada hay que pueda decirte si esa ruta en esa pared herirá o fortalecerá tu ego.
Es variada la oferta de rutas, desde algo más que rutas escuela a extraplomos de diversa índole, planas y rugosas, tumbadas y extraplomadas, romos, regletas, hoyos, pinzas, pequeñas fisuras, casi nada falta en argot del escalador que ahí no este. Chapas brillantes y relucientes, reuniones con doble chapa y cadenas, e incluso unos pasamanos y una escalera, revelan el esfuerzo y el tiempo de quienes han estado abriendo.
Pero seré un poco más preciso, aunque no demasiado, puesto que no llegue a recorrer el sector en su totalidad.
Petorca puede dividirse en 3 sectores físicamente separados entre sí, que corresponden a 3 áreas que bordean el lecho del rio. Todas se conectan por un todavía no bien definido sendero que bordea y a veces vadea el pequeño curso de agua que todavía ahí permanece. Además de rodear e incluso saltar las diversas rocas que sobre el fondo de este descansan.
Al primero que se accede es el que está más al sureste, al que llegaran si encuentran el acceso correcto. Por si solo vale la pena visitarlo, aun cuando no escalen, el conjunto de las paredes de roca, el pozo y la vista más que justifican las casi 2 horas de viaje desde Santiago.
Una vez hayan extasiado la vista pueden dirigirse a los otros 2 sectores, el primero de ellos a unos 10 min del anterior bajando por el costado del estero. Después de sortear algo de vegetación, saltar algunas rocas y no esperar nada, se sorprenderán gratamente con la cantidad de nuevas rutas que se alzan a ambos costados del estero.
Pero hay todavía más, hay un 3er sector al que se accede por el mismo sendero, y en el cual según parece hay varias rutas escuela. Pero aquí me silencio, no vaya a ser que me ponga creativo con algo que aún no conozco 😉
Y sin embargo no puedo cerrar sin mencionar como llegar, información esencial si quieren comprobar lo que afirmo.
Para llegar desde Santiago, primero deben tener un auto, o varios, de momento conformémonos con uno. Su punto de partida, aparte de donde se junten con el resto de participantes, deberá ser el camino a Los Andes, el mismo que tomas si vas a Portillo, a Mendoza, o a la Conchinchina, bueno lo ultimo no aunque depende del argentino al que le preguntes.
Continuarás por ese camino hasta que cruces el túnel justo después de Chacabuco, luego del túnel pasaras frente al casino, lugar de vicio y placeres carnales que seguramente tú, asceta de la escalada, percibes como ajeno a tu karma. No aceleres para alejarte del mal, tienes que tomar la salida a mano derecha que claramente indica a Petor…no en realidad dice San Felipe. Pero tómala, cruza por arriba del camino que acabas de abandonar y continua por allí hasta que intersectes el camino que viene de Los Andes y que le une a San Felipe.
Si sigues por allí eventualmente encontraras San Felipe, para acceder desvíate a mano derecha donde dice …ooohhh…….. San Felipe, cruza la línea del tren, lentamente y con el motor dañado para darle más emoción a tu vida. Y sigue derecho por lo que parece ser una avenida principal, eso si atento a las señales, a tu derecha aparecerán algunas que dirán “Putaendo”. Memoriza ese nombre, es tu siguiente destino.
En algún momento el cruce a mano izquierda se hace necesario, un cartel indicándote “Putaendo” con una más que evidente flecha te serán de ayuda para distinguir ese momento.
Luego de cruzar el mundo se simplifica y solo has de continuar por el mismo camino todo el rato hasta llegar a Putaendo. El único momento de duda podría ser el cruce del puente que NO has de tomar, pero luego de ello tu fe en mis palabras volverá a su lugar.
En Putaendo cambia la cosa, el camino por el cual ingresaste llega hasta la plaza del pueblo, colorido por lo demás, plaza que deberás rodear para luego seguir por la misma calle que la plaza interrumpió. Este te conducirá a cruzar una “avenida” de doble carril con bandejon central, atento porque aquí es a mano izquierda.
Por cierto, no estaría demás retroceder algunas cuadras hasta la plaza y poner él cuenta kilómetros en cero, porque desde allí comienza la siguiente referencia, 26.5 kilómetros hasta el sendero que conduce a la zona de escalada de Petorca.
¿Recuerdas esa “avenida” que te mencione? ¿No? Pues retrocede 2 párrafos so-pedazo de ……. lector. Esa avenida te sacara de Putaendo, si ya se, es colorido, es bonito, tu sentido de la estética y el buen vivir te incitan a quedarte, pero ¿no que ibas a escalar a Petorca? En fin, tu sigue manejando o leyéndole al que maneja. Salen de Putaendo, cruzan un puente y cruzan a mano derecha –mención especial merece el cartel con las flechas- desde allí es dereeeeecho todo el rato hasta que él cuenta kilómetros les indique que se pasaron.
Llegando se encontraran con un cerro que el camino corta que baja de izquierda a derecha, justo en dirección a un rio, bastante seco según se divisa a lo lejos y nada de roca, al menos que se pueda clasificar como escalable.
Pero tengan fe rebaño mio, habrá un “estacionamiento” a mano derecha, y unas decenas de metros antes, un pequeño, muy pequeño cartel que marca el inicio del sendero. Bajen por allí y convenzan a las féminas que les acompañan que de verdad ahí abajo hay donde escalar y es bonito, si no les creen déjenlas inconscientes y amarrenlas, ellas luego se lo agradecerán, denunciándolos en carabineros por violencia innecesaria y pararan con sus huesos en alguna cárcel local jugando a recoger el jabón…. ¿quién los manda a seguir todas las instrucciones?
En fin, bajen por ahí, el camino zigzaguea, pasa por algunos acarreos, rodea algunas piedras y tras escasos 10 minutos los conduce a la primera zona de escalada.
Y si, ya han llegado, felicidades, ahora déjenme en paz.
Suerte, felicidad, paz y esas cosas.
Agradecimientos:
A Iván Leiva y Nato Natito por las fotos, y a Margarita Godoy por posar para las fotos.