Al Triglav los pasajes
Después de casi un año viviendo a 9 metros de altitud y habiendo ascendido innumerables veces nuestra máxima cumbre, la “Wageningen berg” o traducido al español “LA Montaña de Wageningen” (y digo LA, porque cuando los locales se refieren a ella, la tratan con máximo respeto e incluso se afligen de solo pensar en tener que pedalear la bicicleta hasta sus impresionantes 42 metros de altura)….decidimos que ya era tiempo de volver a la andanzas durante las vacaciones de verano, así que empezamos a averiguar qué lugares podríamos visitar mientras nos devorábamos un Toblerone…. Casi por arte de magia el Matterhorn apareció en nuestra mente… Aunque no estábamos a su nivel técnico, decidimos ir a conocer su falda al menos. Seguimos buscando y dimos con Eslovenia y una montaña que prometía un montón, el Triglav, ubicado en el “Triglavski Narodni Park”, así que armamos las mochilas y partimos (nos dimos un par de vueltas por otros lugares también, pero aquí va la historia del Triglav).
Terminamos las clases un día viernes a las cinco de la tarde y cuatro horas más tarde ya estábamos sentados en un tren rumbo a Suiza, un tuto reparador para reponerse de la última e intensa semana de clases y amanecimos en Suiza, un par de combinaciones de trenes y voila!!! El Matterhorn en pleno frente a nosotros.
Estuvimos en Zermatt casi cuatro días recorriendo sus diferentes valles y arrancando de los pelotones de Chinos que bajaban de los funiculares con el primer rayo de sol, caminamos por la base del Matterhorn y nos acercamos al valle del Monterosa, Pollux, Castor y otros, realmente hermosos.
Caminamos por los glaciares de la base y alrededor del Matterhorn y la verdad es que al verlo de costado y lejos se ve francamente irreconocible no?
El lugar a pesar de lo intervenido que está con cables, caminos, helicópteros que pasan a cada rato, conserva su encanto y una fauna que ni se inmuta con los humanos , vimos Ibex, ardillas, marmotas, incluso un par de Homo sapiens octogenarios caminando con sendas mochilas por ahí…
Después de disfrutar unos días ahí seguimos por otros países menos montañosos hasta que finalmente llegamos a Eslovenia, acampamos en el lago Zlatorog donde preguntamos la ruta al cerro, el parroquiano que administraba el camping amablemente nos explicó la ruta y resumió los tiempos de caminata (al final no supimos si nunca había ido al cerro, o lo había subido con Reinhold Messner…), la cosa es que partimos al cerro a dormir en un refugio de montaña ya que no era cosa de poner la carpa donde se nos ocurriera…había que dormir en el refugio “si o si”, cosa que nos movía un poco de nuestro presupuesto…enorme fue nuestra sorpresa al llegar al refugio cuando nos preguntaron si pertenecíamos a algún club de montaña? Sacando pecho respondimos “al CAU”, dicho y hecho, obtuvimos un sabroso descuento en el alojamiento. Ahí preguntamos por el tiempo a la cumbre para programarnos para el día siguiente y las supuestas dos horas del parroquiano del camping se multiplicaron por tres, uff. Gracias al descuento “CAU” decidimos quedarnos una noche más e ir al cerro tranquilos.
Por allá al fondo pueden ver la casa donde vivía Heidi y que patrocinó la estadía de estos CAUnianos. A todo esto, en la foto aún no se ve el Triglav porque hay que llegar al fondo del valle y luego doblar a la derecha para recién verlo. Estando en el refugio empezamos a ver la gente que llegaba a subir o que ya venían de regreso del cerro, muchos de ellos con casco, arnés y tremendos bototos de montaña, entonces nos empezamos a preocupar respecto a nuestra pinta de shorts y zapatillas.
Al día siguiente partimos de los primeritos al cerro, mientras los demás montañistas con bototos y arnés tomaban desayuno en el refugio, nosotros comíamos un sanguche y caminábamos por un paisaje que poco a poco se comenzó a volver lunático y blanco
La ruta subía por un senderito bastante marcado por un paisaje realmente bonito y con montón de animales
Hasta que de pronto vimos el torreón final del Triglav, como aun estábamos un poco lejos podíamos ver puntitos moviéndose por lo que parecía ser la entrada a esta parte final del cerro. Así que tome una foto para ver cómo iban equipados quienes nos llevaban la delantera, y grande sería nuestra sorpresa cuando vimos que llevaban hasta piolets hieleros (fíjense en la mochila de la segunda hormiga).
Asique un poco apesadumbrados porque quizás no podríamos subir lo poco que quedaba por falta de equipo, seguimos adelante para ver de cerca la situación; en eso nos topamos con un par de pililos vestidos a nuestra usanza y les preguntamos qué tal era la ruta? y nos dieron un tranquilizador “adrenalinic, but not dangerous…”, buenísimo dijimos! Y empezamos a seguir lo que parecía ser una mezcla de vía ferrata y fierros de construcción empotrados en la roca con taquitos de madera
Seguimos subiendo ayudados por los famosos y helados fierritos y cables hasta que nos metimos en la nube que tapaba la cumbre hasta que de repente! Uhh, la cumbre por fin!! Y así fue como logramos alcanzar los 2864 metros de la montaña más alta de Eslovenia y los Alpes Julianos.