4 nuevos ascensos entre la VI y la RM
Gracias al buen ojo de Cristi Ferrer, que en septiembre visitó el cerro Amarillo de Río Blanco, se gestó dentro del Club la idea de reconocer e intentar nuevos ascensos en un interesante cordón montañoso que separa los valles de río Blanco y del Extravío; y que además sirve de límite entre las regiones VI (al sur) y Metropolitana (al norte). En la base de estas montañas un extenso glaciar nutre el vergel permanente del cajón del río Blanco, lugar abundante en cascadas, animales, y grandes paredes de rocas donde anidan algunos cóndores.
Después de algunos e-mails de coordinación, Cristi Ferrer, Pato Middlenton, Tomás Torres y David Valdés, empezaron la caminata el día sábado 4 de diciembre hasta el final del valle de río Blanco, cruzando el hermoso río homónimo, e instalando el campamento a 3000m sobre la morrena glaciar.
El domingo 5 de diciembre nos levantamos con las primeras luces y remontamos todo el desnivel que separa el valle del río Blanco del plateau glaciar, acampando a 3500m sobre la morrena y rodeados de lenguas de hielo. Una espléndida vista de los cerros circundantes nos acompañan permanentemente. A eso de las 19.00 una figura humana se dirigía decidida al campamento. Era Eduardo Atalah, quien partiendo ese mismo día de Santiago remontó todo el valle y nos alcanza en el base. El grupo se completa finalmente.
El día 6 de diciembre los 5 nos dirigimos a eso de las 6,30am en pos de nuestro primer cerro: el Azufre. Un montaña de casi 4400m, con un bello glaciar hacia el sur.
Después de unas horas, alcanzamos la cumbre del Azufre. Nuestra primera cumbre del día.
Desde la cumbre del Azufre, el cordón sigue continuo hacia el oeste hasta una segunda cima. Pasando el portezuelo que une ambas cumbres (y que llamamos Del Viento), arribamos a nuestra segunda montaña de la jornada que cariñosamente denominamos Pistacho, en razón de una curiosa piedra en su cumbre.
Como la jornada aun era joven, tomamos nuestras mochilas y continuamos recorriendo el filo hacia el oeste, hasta alcanzar nuestra tercera y última cima del día: la Lomita Blanca, llamada así por el desnivel de pocos cientos de metros y su albo lomaje.
Después de tan productivo día regresamos al campamento para descansar y planificar nuestra última cumbre.
El día martes 7 nos dirigimos a una pirámide que hacia el sur luce una ladera blanca y hacia el norte unos esbeltos torreones de roca mala. Después de algunas horas alcanzamos su cumbre que llamamos Mirador del Extravío, pues nos entrega una excelente vista hacia el valle del Extravío y sus hermosas lagunas.
El día termina feliz en el campamento. El miércoles 8 deshacemos nuestros pasos por el valle de río Blanco, recorriendo el largo camino de regreso a casa, no sin antes dar un chapuzón en la gélidas aguas de Los Puquios.
Resumen de la actividad: