Glaciar Universidad, primera invernal al Volcán Palomo
La idea de realizar una travesía invernal al sistema glaciar Cipreses-Universidad, el más grande complejo fuera de los Campos de Hielos Patagónicos, no era reciente. Hace un año atrás, durante Julio de 2009 ya habíamos realizado una tentativa desde el norte, por el valle del río Cipreses. En aquella oportunidad permanecimos durante 15 días en el Parque Nacional Río Cipreses porteando equipo e intentando sortear el tapón del Glaciar Cipreses a través del cual nace el río homónimo. El clima y las dificultades geográficas que presenta el acceso al glaciar Cipreses Inferior, nos obligo a retirarnos sin el objetivo cumplido, pero no con las manos vacías… habíamos logrado ver con nuestros propios ojos la infinidad de agujas y cerros de granito puro que sobresalen del gran rebalse glacial de este complejo. La idea de volver se había implantado en mi cabeza y tan solo debía esperar un año mas…
Así, durante los meses estivales de comienzo del 2010 comencé a trabajar en una red de monitoreo sísmico en los alrededores del volcán Tinguririca, lo cual me permitió ingresar al “valle prohibido”, ese valle por el cual bajaron los Uruguayos del trágico accidente de 1972 y a través del cual es posible acceder al glaciar Universidad, la vía mas rápida de acceso para intentar realizar la travesía.
Faltaba reunir el equipo humano. Mis eternos compañeros de cordada, Sven Gleisner y Tomás Torres, estaban programando un viaje a Cordillera Blanca, lo cual me dejaba con pocas opciones, pues para este tipo de expediciones siempre es necesario conocer muy bien a tus compañeros. Con Pablo Besser hace tiempo ya teníamos ganas de realizar alguna expedición, así que le propuse mi idea, y se subió al trineo. Sin embargo, hacia el final de los preparativos, a Sven y Tomas les fallo el viaje, y se unieron también nosotros. La expedición prometía diversión…
El 16 de Julio, partimos rumbo a San Fernando, siguiendo luego el desvío que lleva a las Termas del Flaco. Después de un corto paso por Carabineros de Puente Negro, y por el campamento Mantancilla, faena de la central hidroeléctrica Confluencia que se construye en el río Tinguririca, llegamos a la confluencia de los ríos Azufre y Damas (desde aquí en adelante de denomina río Tinguiririca) para el último control y así, poder acceder al valle. Nos internamos por aproximadamente 25 km por el camino de las centrales hidroeléctricas que se construyen en río Azufre, hasta la bocatoma Portillo (frente a la confluencia del río homónimo), en donde una barrera de seguridad impide seguir el camino con vehículos
Después de ordenar el equipo comenzó el trabajo de porteo hacia el interior del valle. El primer día, durante un intenso viento Este, logramos llegar a la base de la morrena del glaciar Universidad, a unos 6 km en linea recta del frente del glaciar. Ese día volvimos a dormir a unos galpones de la constructora y nos dedicamos a ordenar la comida que utilizaríamos los próximos 15 días.
Al día siguiente, cargamos el equipo restante y nos dirigimos en dirección al depósito, hipnotizados en todo momento por la impresionante pared Sur del Cerro El Brujo, la segunda pared más alta de los Andes Centrales después de la pared Sur del Aconcagua, imponente, hermosa, atractiva y virgen…. Pasamos por el depósito, cargamos más equipo a las mochilas, y comenzamos a remontar la morrena por una delgada canaleta de nieve que nos permitió esquivar un tedioso acarreo. Después de subir y bajar varias lomas, establecimos nuestro campamento 1 (2340 msnm) donde logramos por fin tener una vista de lo que restaba del valle, y al fondo, la lengua terminal del glaciar Universidad. Al otro día bajamos al depósito en busca del equipo restante y volvimos al campamento para desarmarlo y seguir avanzando esperanzados de llegar ese mismo día al frente del glaciar, pues ya podíamos utilizar los skies y los trineos. Tan solo pudimos avanzar 4 km ese día, pues el porteo estuvo exigente y llegamos algo tarde de vuelta al campamento.
El cuarto día (19 de Julio), algunas tenues nubes en altura nos daban indicios que pronto debería venir un frente de mal tiempo. Nada grave, pero puede que sea intenso. Avanzamos másdeprisa bajo un intenso y caluroso Sol, buscando la morrena lateral (rivera sur) que nos permitiera montarnos sobre el glaciar. Remontamos con mucho esfuerzo el borde de éste, una bajada leve y llegamos a la rampa inferior la cual conecta un pequeño plateau a los pies de “primer escalón”, con el frente del glaciar. Nuestro alrededor es soñado. Tenemos la primera vista del Volcán Palomo, lejano e imponente; las Torres del Brujo, monarca de las paredes más difíciles de esta zona; la cascada de Seracs del glaciar Mañke luce resplandeciente, y sobre ella, se deja ver el esquivo Alto de los Arrieros y su cara Sur, aquella que amilano inclusive al equipo de Jozef Ambrus que se interno por esta zona durante 45 días en el verano del ’64. En aquella expedición, realizaron un total de 27 ascensiones de las cuales 23 fueron en primeras. Identificamos la “Aguja de Roca” que, por ahí por el año 2004, un equipo The North Face (Pepe Vilarasau, Max Meza y Pablo Pontoriero), abrió una nueva ruta en su cara Sur. Así, logramos avanzar unos 6 km por la rampa, y establecer nuestro campamento 3 (2799 msnm) en el plateu inferior, frente a la cascada del Mañke y de la Aguja de Roca, a los pies del Primer Escalón. Un sólido muro de nieve nos bloquea del viento que, a veces, nos azota desde el Sureste. El clima empeoro y el frente de mal tiempo lo teníamos encima.
Al día siguiente nos levantamos tempranos como de costumbre, mientras preparaba el desayuno, eche una mirada hacia afuera y advierto unos tenues nubes sobre el glaciar Mañke. Una hora después, todo alrededorhabía desaparecido, todo cerrado y una leve nevazón nos preparo para lo que serian los próximos dos días. Por un lado nos alegramos de tener estos días de descanso, pues a veces son necesarios, pero por otro, nos lleva a discutir si tendríamos o no los días necesarios para realizar la travesía. Pablo, el más realista en este sentido, me deja ver que probablemente tendríamos que salir por acá mismo. Yo, por otro, como siempre intento mantener el optimismo a toda costa, le hago ver que aún si es posible inclusive si tocara otro frente que nos dejase sin avanzar por otros dos días. Consulto a la carpa vecina, y la premisa es simple: NO RETURN!!!
Por la noche del séptimo día (22 de Julio), la nieve dejó de caer y nos preparamos para lo que seria un día completamente despejado. Este frente había dejado alrededor de 1 mt nieve polvo, lo que dificultaba mucho el avance, pues nos hundimos de sobremanera aún con los skies, y el trineo, por otro lado, en vez de hacer huella, hacia una zanja!!! Dado que llevábamos solo tres trineos para los cuatro, uno de nosotros, el que no llevaba trineo, le correspondía abrir la huella. Así, Tomás avanzo de primero en busca de la rampa que constituye el Primer Escalón. Nos tomo casi todo el día remontar los 400 mts de este primer escollo, estableciendo nuestro campamento 4 (3225 msnm) inmediatamente a la salida del primer escalón, sobre el plateau superior del glaciar Universidad. La tarde cae lentamente, es Sol se oculta tras la Corona del Diablo, y el intenso viento se muestra levantando la nieve por sobre las agudas agujas inescaladas entre la Aguja de Roca y la Corona del Diablo. El frío es intenso mientras preparamos los muros para protegernos de las fuertes borrascas de viento que azotan el lugar de campamento.
Los dos días siguientes fueron los peores de toda la expedición. El viento afuera revolvía todo, lo levantaba todo, y lo dejaba caer una y otra vez. Poco a poco nuestro hogar ambulantese convertía en un típico iglú patagónico. «En Patagonia el viento es así de intenso, pero el frío es menos intenso»…. Nos han tocado días muy fríos y particularmente malos. De los 9 días transcurridos, 5 han presentado condiciones malas. Así, nuestras esperanzas de realizar la travesía decaían cada día más. Por otro lado, los días de “ocio” se matizaban entre siestas, conversar, reírse de todo y uno mismo, viendo pasar las horas en espera del bendito buen tiempo que nos permita seguir avanzando.
El día 10 (25 de Julio), fue sin duda uno de los mejores. Poco a poco avanzamos por el plateau superior del glaciar Universidad, en busca del Segundo Escalón, emplazado entre el Pilar Occidental y el Pilar Meridional , y es aquel que permite el paso al glaciar Cortaderal. Tomás, como ya se había echo costumbre, sigue abriendo la huella, ahora en una nieve ideal: nada profunda y compacta, pues durante los días previos el viento había limpiado la mayor parte de la nieve caída. Mientras nos acercábamos al Segundo Escalón, hacia el norte se abre un circo glaciar secundario que alberga la cara Este del Corona del Diablo, el Nevado de Cisne, el Cola de Cisne, el Nevado de Mañke y el Nevado de Penitente, todos ascendidos en primeras absolutas por la expedición del Mañke de 1964.
En vez de remontar el Segundo Escalón, buscamos un zig-zag natural un poco mas al sur de éste, entre el Pilar Meridional y el Pilar Oriental, y con mucho esfuerzo logramos llegar al glaciar Cortaderal ya bien avanzada la tarde y bastante exhaustos. El Palomo, imponente, nos da la bienvenida en una tarde fría pero de cálidas tonalidades. Reconocemos hacia el sur del plateau del glaciar Cortaderal, la Gran Torre del Cortaderal, también ascendida por la expedición del ’64, el canalón Este del Alto de los Arrieros, aquel por el cual bajaron y vivaquearon Romulo Tarsetti, Jozef Ambrus, Ivan Vigouroux y Julio Garreud después de realizar la travesía desde Portillo al Alto de los Arrieros, también en la misma expedición del Mañke. Así, mientras preparamos nuestro campamento 5 (3807 msnm), discutimos la posibilidad de intentar desde aquí el ascenso al Palomo. Las opiniones son variadas y sesgadas por las consecuencias de una exigente jornada, pero las ganas de subir un cerro, superan nuevamente el cansancio. Mañana intentaremos el primer ascenso invernal al Palomo…
El despertar fue muy temprano, pues contaríamos con pocas horas de luz, y nos separaban 1000 mts de desnivel con la meseta cumbrera del Volcán Palomo. Cruzamos toda la extensión del plateau del glaciar Cortaderal, y remontamos la cabecera norte de éste, en dirección norte, llagando así a la cabecera sur del glaciar Cipreses Superior. Giramos en dirección este, en busca de un acarreo que nos permitiera el acceso a las aristas que caen desde la base del cono final, por las cuales evitaríamos las zonas con hielo cristal. En la base de un promontorio rocoso dejamos los skies y el equipo que no utilizaríamos.
Estábamos a 4100 msnm. Así comenzó el lento andar por acarreos de roca suelta y neveros que nos llevaron en 4 horas hasta la base del cono final, a 4600 msnm. A ratos era necesario tomarse el tiempo para admirar nuestro alrededor. Una vista casi completa de este gran complejo glaciar: el glaciar Universidad en toda su extensión, el glaciar Cortaderal y su abruptacaída hacia el Sureste, el cordón de granitos que separa el glaciar Cipreses Inferior (no visible) del Cipreses Superior (visible solo su cabecera sur), el ASAVA y el ASAE hacia noroeste,el Dr. Hernán Cruz y el Cotton hacia el norte, etc. El paisaje es sobrecogedor, el tiempo esta excelente, no hace frío, y Sol se acerca poco a poco.
El ascenso final corre por cuenta de Sven. A paso firme busca una huella segura entre acarreos congelados y neveros. Agarramos directamente el glaciar oeste, la pendiente final es fuerte y poco a poco comienza a ceder. Vemos el plateau cumbrero y Sven apura la marcha en busca de la caja. Atrás, Pablo y Tomas se toman su tiempo para no perder detalles del instante. A las 13:30 estamos en la cumbre. Como siempre, una vez mas, con mis fieles compañeros de cordada, nos fundimos en un abrazo intenso que da cuenta del camino recorrido y del esfuerzo y paciencia requerida para llegar donde estamos parados en este preciso instante. Abrimos la caja de cumbre que contenía dos libros: el original es bastante mal estado, y uno nuevo dejado por el Club Andino de Rancagua el año 2001, y el cual recopilaba todos los ascensos registrados, desde el primero: el año 1927, al último: el año 2005.
Decimos bajar el libro original el cual fue entregado al CAR para su cuidado y preservación. Dejamos nuestro registro como la ascensión n° 21, la primera en invierno y realizada después de 10 días de travesía. A eso de las 14:30 comenzamos el descenso que se nos vuelve interminable, y el frío poco a poco se hacia sentir intensamente.
La noche estuvo muy fría, pero aún así teníamos ganas de subir otro cerro. Pablo y Sven, agotados aún por la ascensión del Palomo, prefirieron darse un día de descanso. Por mientras, en medio de un clima algo inestable, decidimos partir con Tomás al Pilar Meridional. Avanzamos con skies hasta la base de un nevero que nos permitió acceder a la roca bastante arriba. Un largo de cuerda hasta la arista, y otro más hasta la cumbre, ambos, en roca bastante descompuesta.
Encontramos el registro de cumbre envuelto en un plástico, el cual databa del año 1977, por integrantes del Club Aguilas de Rengo. Nos inscribimos con la segunda, en medio de un clima que empeoraba cada vez más. Dos rapeles rápidos en medio de fuertes ráfagas y una intensa nevada, y estábamos ya de vuelta en la base del nevero. A punta de GPS, logramos llegar al campamento donde nuestros compañeros se encontraban algo preocupados ya.
El 28 de Julio emprendimos la retirada por el mismo glaciar Universidad. La bajada fue bastante rápida, pues ese mismo día logramos salir completamente del glaciar, tramo en el cual nos habíamos demorado 7 días. Finalmente, el 29 de Julio, nos echamos todo el equipo a la espalda y comenzamos la lenta y dolorosa bajada, primero por la morrena, y luego por el camino vehicular. Por fin, a eso de las 16.00 hrs, habíamos llegado de vuelta a la bocatoma de Portillo. Sin embargo, aquí no se acababa la expedición…