LOS ÁNGELES DEL ACONCAGUA
La progresiva escasez de oxígeno se deja sentir; con el transcurrir del tiempo, ante nuestros ojos, van cayendo varios espectros humanos vencidos por la montaña; montaña que sólo “se tiene” cuando se deja.
A las 11 de la mañana del miércoles 03.02.10, el jeep Suzuki Samurai color azul intenso dejaba atrás Santiago de Nueva Extremadura, con Patty Soto al volante, y enfilaba rumbo a Mendoza, Argentina; impulsado iba por una iniciativa Spondylus y con Sue Wills (australiana) y yo, Beatriz Delgado Fonfach, en carga humana y espiritual de contrabando. Serpenteando por la carretera, dejamos atrás no sólo cemento y concreto, sino que preocupaciones, trabajo, ires y venires del quehacer diario de cada cual……El nuevo horizonte se perfilaba, en cambio, en libertad, aventura, incertidumbre y lucha por la conquista de un nuevo sueño: la cumbre del Centinela de Piedra, el gran Monte Aconcagua con sus 6.959 metros de altitud por sobre el nivel del mar; ese que besa el cielo en el punto más alto de nuestra América indómita.
Para Patty, la despedida, como guía, de aquél viejo amigo tantas veces abordado; para Sue y para mí, el “dominio” del rebelde monumento natural, ya en dos oportunidades esquivo a nuestros destinos. Un trío dispuesto a todo, pero más que nada y a consejo del querido montañista y amigo Hans Martin – Schmitt (nuestro “Charly”), a divertirse y disfrutar de este desafío que se trazó en Ruta 360, como el sentir de nuestros corazones: iniciando por Punta de Vacas y rematando hacia Horcones.
De cielo azul y verdes laderas
Un día para el permiso, compras y distracción en la capital vitivinícola de Argentina; una noche más en Penitentes, en lo necesario para coordinar con Inka Expediciones (apoyo en transporte de equipo y alimentación en campos base) y a comenzar la marcha el viernes 05.02.10, con el chequeo previo ante un solitario guardaparques que nos daba el Ok. por Punta de Vacas. ¡Bienvenidas al Parque Provincial Aconcagua! Las mochilas a la espalda, un tímido paso inicial y a dejar atrás, ¡por fin!, la civilización e iniciar nuestro recorrido por el largo “Camino Amarillo” que llevaba a este particular Oz trasandino (ya Dorothy se hubiese querido algo igual).
De río claro y laderas verdosas tuvo nuestra aproximación al Campo Base, donde la comunión con la natura sólo fue interrumpida por las mulas de apoyo al montañista desafiante, que rápido progresaban a la voz de mando del arriero ladino, y por el compás uniforme de un grupo curioso de la “UK Army” que parecía no encajar en aquel paisaje. Así, solitaria y fluidamente, en jornadas de seis a siete horas diarias, dimos cuenta, hacia el Norte, de “Pampa de Leñas” (2.960 m.) y “Casa de Piedra” (3.245 m.), para torcer finalmente hacia el Oeste, por el bello cajón de Relinchos. Al tercer día de marcha, quehaceres y conversa, concluíamos nuestros 42 kilómetros de aproximación, arribando, bajo suave plumilla, a la anhelada Plaza Argentina (4.180 m.) que, toda ella, con mate en mano y a ritmo de reggae, nos dio la cordial bienvenida al acceso Oriental del gran macizo.
Un mundo cosmopolita
Montañistas de todas las latitudes y longitudes, aventureros de diverso calibre, guías experimentados y otros no tanto, guardaparques y especímenes, incluso, sin clasificación alguna, se daban cita en aquél lugar de ensueño para soñadores perseverantes.
Mención especial merece el “Médico de Emergencia”, el profesionalísimo y gentil Pablo Moreno Marco quien, con varias temporadas de edemáticos, fracturados y otros en el cuerpo, tras el chequeo de rigor, nos dio el Ok definitivo para continuar hacia las alturas. De paso, eso sí, nos dijo, con su voz grave, que no necesitaríamos “sildenafil” (conocido en Chile como “viagra”) medicamento que yo había incluido en el botiquín después de haberlo adquirido en Mendoza muy “científicamente” dispuesta a usarlo en caso de un edema pulmonar desatado, a menos, claro, que “quisiéramos utilizarlo con algún montañista en otra línea de medicación”; ja, ja, ja!. ¡Qué pudor!
Un día de “descanso” para las decisiones logísticas de rigor, la distribución de la alimentación de altura, la sociabilización necesaria y la ducha reponedora (de esas a punta de “pava” y bidón colgante) ¡y a trabajar los campamentos de altura!
En porteos y acampadas sucesivas, donde el respeto hacia Patty como montañista y guía, así como, el cariño espontáneo de viejos conocidos “del rubro”, nos precedían, concretamos el Campamento I (5.000 m.), Campamento II (5.350 m., Campamento III de Guanaco) y el ansiado Campamento Alto: Cólera, con sus cuasi 6.000 metros de altura (5.970 m.). Alanis Morisette acompañó nuestra progresión, mientras nos soplaba al oído “You oughta know”.
Ya todo cuesta; cada movimiento, cada pensamiento, pero “Las Pendejas con Currículum” no aflojamos. En excelente complementariedad, montamos el último campamento y nos alistamos para el gran día. Sin abandonar la risa y alegría, que fueron la tónica de nuestra fémina expedicia, nos abocamos a la tarea de recopilar nieve, hacer agua, aprontar mochilas, comer y dormir, mientras la expectación del alma crecía a la par que la noche caía. Esa noche tan crucial para cualquier montañista. La última noche; la ante cumbre.
Tocando el cielo
El 15 de febrero de 2010, antes de que despuntara el amanecer en los Andes, la mayor parte del contingente acampado en Cólera, de rostros morenos a caucásicos, con historias de los cinco continentes, dejaban carpas y apretaban los corazones para emprender el ataque a cumbre, desafiando el frío (unos -20º) y superando los temores.
A paso cancino, ritmo uniforme y mente focalizada, fuimos superando poco a poco cada tramo de la ruta. El día se abría en sol y sin viento como una perla negra entre un millón de perlas blancas. Los guías argentinos, al pasar junto a nosotras con sus heterogéneos grupos, o viceversa, nos hacían bromas y nos daban ánimos. Muy especial fue el momento en que el destacadísimo montañista trasandino Willie Benegas, se detuvo para saludar a Patty. A pesar de que estaba en plena lid para romper el record de velocidad en el circuito 360 en el monte (y efectivamente así lo hizo, según supimos después), al reconocer a su amiga, aún camuflada tras pasamontañas, pañuelo y parca, paró para preguntarle cómo estaba y, con abrazo afectuoso, darle los mejores augurios. Esas vivencias son por las cuales vale la pena subir cerros.
Así completamos, paulatinamente, cada espacio necesario: Independencia primero (6.420 m.)….detención prolongada….la Travesía luego, a punta de crampón y piolet…y el inicio de la Gran Canaleta (6.659 m.) después, que se abrió ante nuestros ojos como el gran desafío que es…..Hidratación. La progresiva escasez de oxígeno se deja sentir; con el transcurrir del tiempo, ante nuestros ojos van cayendo varios espectros humanos vencidos por la montaña; montaña que sólo “se tiene” cuando se deja.
Las fuerzas al límite, en lidia con la altura y el corazón acelerado de sentida adaptación y ansias periféricas. La Canaleta, en pleno ya, toda blanca y roca y luego, ¡por fin!, el Filo Guanaco….el último paso.
A las 14:15 hrs. del lunes 15.02.10, tras ocho horas y media de entrega montañera, once días de expedicia y varios meses de preparación, “Los Ángeles del Aconcagua” ¡pisábamos juntas la cumbre de América! El gran monte, al son imaginario de “La Conquista del Paraíso” de Vangelis, desplegó todos los Andes Centrales a nuestros pies, dejándonos una sensación de Atenea en el Olimpo, que, cada una en su credo, supo agradecer con lágrimas de emoción hasta entonces contenida. Desde el Tupungato hasta el Juncal nos miraron atónitos y felices, mientras la emblemática cruz nos convocó a la foto imperecedera, con la imponente cara sur cayendo enfática y solemnemente a nuestras espaldas. El Aconcagua, cediendo “a nuestros encantos” se había dejado conquistar. Por radio, desde las alturas al valle, corrió la voz raudamente: las “chilenas” lo habían conseguido.
Adiós a la tierra de Oz
La celebración jolgoriosa e imprevista en Plaza de Mulas (4.200 m.), propiciada por Inka Team y un grupo de montañistas españoles (canarios y vascos) que se dio en champagne, cumbias y reguetón con el ¡vamos! de Ricky Martin y “María”, nos tomó por sorpresa; tanto como el cálido aplauso con que nos despidieron, al día siguiente, a los pies de la cara Oeste del gran cerro, cuando dejamos Mulas. Y sorpresivo también fue encontrarnos, ya diciendo adiós al Centinela, con el connotado montañista español Juan Oiarzábal (admirado por unos, no tan querido por otros), haciendo entrada magistral desde Horcones, junto a TV Vasca, para filmar un Reality Show en esas latitudes. ¡Plop!
Finalmente, el 17.02.10, con el sol ocultándose por el occidente y más de 80 kilómetros de extensión y vivencias recorridos, dejábamos atrás el Parque Provincial Aconcagua, en cuerpo cansado y espíritu pleno. En la mente, la complicidad, los nuevos amigos, la sensación feliz del objetivo cumplido y las imágenes, ya históricas, sucediéndose en nuestras mentes, una tras otra, al ritmo alegre de “I like to Move It” de Madagascar, la magistral película animada de Dreamworks.
Un cerro, tres mujeres, un sueño hecho realidad.
Por Beatriz Delgado Fonfach
- Patricia Soto
Patty Soto es una montañista polivalente, nacida en Chile, que no sólo ha realizado escaladas en grandes paredes, sino que también ha escalado montañas sobre 6.000 metros. Con más de 18 años de práctica como deportista y guía de montaña profesional, se convirtió en la primera sudamericana en escalar el Monte Everest (2001) y la primera en finalizar las 7 cimas (2007). Ha realizado expediciones y viajes a Asia, Europa, África, Antártica, Oceanía y Norte Amárica, siendo su objetivo actual completar el “Gran Slam” (7 Cimas más Polo Norte y Polo Sur).
Actualmente Patty trabaja para Spondylus, NOLS y es auspiciada por Lippi. |
- Sue Wills
De nacionalidad australiana, pero definida como una “ciudadana del mundo”, Sue cuenta con un amplio historial deportivo que abarca, entre otros, natación, trekking, bicicleta y montañismo. Así, Sue tiene a su haber las cumbres del Kilimanjaro y del monte Kenya en África; el Mera, Lobuje East, Island y Tent Peaks en Nepal; y el Volcán San Jose en Chile, además de un intento a la cumbre norte del Huascarán en Perú. Varios triatlón en Malasia, natación de mar abierto (6.5km) en Trengganu, Malasia, y varios tours de bicicleta en Estados Unidos, Canadá, Vietnam y Laos |
- Beatriz Delgado Fonfach
Montañista formada en el CDUC y actual miembro del Club Andino Universitario (CAU). Ha participado en expediciones en Chile, Argentina, Perú, Bolivia y Nepal. Entre los ascensos concretados, destacan el Sajama (6.550 m.) y el Ojos del Salado (6.890 m), las mayores alturas de Bolivia y Chile, respectivamente. También el Licancabur, Sairecabur y los seismileros volcanes San Pedro, Pili y Parinacota del norte de Chile, actuando en estos dos últimos como líder de expedición. Asimismo, ha ascendido el Marisemberg, Gloria, Aguja Helada, Paloma, Plomo, Pirámide, Nevado Juncal (6.000 m.) y Nevado de los Piuquenes (6.112 m.), entre otros, en Chile central; el Bonete en Argentina; los cerros Urus e Ishinca en Perú y el Khala Pattar en Nepal. El 2006 participó en un trekking al Campo Base del Everest. |